Madrid – “Me encanta, pero nada va a poder reemplazar al ‘azulTiffany’s’ ”, “Esto es lo que pasa cuando compran una empresa, que sevuelve igual que el resto y pierde el valor de la diferencia”, “el azulsiempre será mejor” o directa y sencillamente con un tajante “No”. Estoseran solamente algunos de los más airados comentarios que la firma dejoyerías Tiffany’s recogía a lo largo de las últimas jornadas en las redessociales, después de que sorprendiera a propios y extraños cambiando susfotografías de perfil y de fondo en sus cuentas en las principales redessociales. Una acción con la que venía a presentar a un intenso color enamarillo canario como nuevo color corporativo de la firma, en sustituciónde su ya más que icónico color “azul Tiffany’s”. Una tonalidad con la quede manera histórica ha venido decorando las cajas y envoltorios de suspiezas de joyería, del mismo modo que Hermès hace lo propio con sus prendasde moda, empaquetadas en unas cajas y bolsas de un soleado naranja, oCartier a sus piezas de alta joyería con sus codiciadas cajas en rojointenso y letras doradas.
De la mano así pues de una medida con la que el Grupo LVMH parecíadecidido a marcar el inicio de esta nueva era para la firma, bajo su paraguas desde comienzos de este mismoaño de 2021, el cambio de color no terminaba de dejar indiferente a casinadie. Pues si bien podían comprenderse los motivos que podían llevar aLVMH a activar una medida de este calado, no llegaba a comprenderse ladecisión del holdingfrancés de decidirse a poner en cuestión uno de losvalores más sólidos de Tiffany’s como marca comercial. Siendo precisamentesu icónica tonalidad en azul uno de los elementos de marca más reconociblesentre una amplia mayoría de consumidores, y uno de los pocos que ha logradotransgredir las barreras de su propio ámbito para calar en todo elimaginario colectivo, del mismo modo que lo han hecho el Swoosh de Nike olas letras de Coca Cola.
Si bien era de este modo como la firma de joyerías sorprendía a todos elpasado día 1 de abril, el desmentido llegaba solamente en apenas 24 horasdespués, una vez que la propia casa restauraba y volvía a colocar en sulugar a su legendario “azul Tiffany’s”. Debiendo de entenderse lo sucedidonada más que como una simple broma del “April Fool’s Day”. Celebración quese lleva a cabo cada 1 de abril en países como los Estados Unidos, Francia,Alemania, Italia o Reino Unido, similar a la del día de los SantosInocentes que se celebra el 28 de diciembre en España y Latinoamérica.
A pesar de que fueron más de uno los que cayeron en la inocenteprovocación planteada por la firma, una amplia mayoría hay que reconocerque terminaron poniendo en cuestión el polémico cambio de color una vezpercatados del día del año en el que se encontraban. Lo que no impidió quemuchos de ellos se mostrasen entusiasmados ante el posible cambio, y a quecomo respuesta no dudasen en lanzarse a invitar abiertamente a la firma aque barajase la posibilidad de comenzar a incorporar este “alegre”empaquetado. Una acción que por el momento desde Tiffany’s parecendecididos a no llevar a cabo, pero ante la que no obstante ya anuncian quenos tienen reservadas algunas sorpresas.
Así, si el día 1 de abril presentaban este nuevo amarillo como “nuestronuevo color corporativo”, el día 2 lo desmentían con un sencillo “solamenteestábamos de broma”. Mensaje que en esta ocasión acompañaban de una brevedeclaración, en la que apuntaban a que “nunca nos meteríamos con el TiffanyBlue, pero tenemos algunas cosas nuevas y emocionantes en marcha”. Unapunte con el que parecen claras las intenciones de la firma de comenzar aperfilar las nuevas bases creativas de la que será esta su nueva etapa bajola tutela del holding LVMH.
Photo Credits: Tiffany & Co., página oficial deFacebook.
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