Después de 25 años trabajando como cristalero, el boirense Juan Fuente decidió pasarse a la rama artística para convertir el vidrio en pequeñas piezas decorativas. Ahora se dedica a la confección de bisutería
17 nov 2021 . Actualizado a las 10:00 h.
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Trozos de ventanas y botellas son las principales materias primas que Juan Fuente (Boiro, 1972) utiliza en su taller. Materiales que estaban condenados a una muerte segura se convierten, previo paso por sus manos, en piezas artesanales. Pequeños artículos decorativos y, sobre todo, bisutería conforman el abanico de productos que se esconden bajo su firma, Tejeluz.
Juan Fuente no siempre fue artesano, pero sí vidriero. Durante un cuarto de siglo trabajó en una cristalería y poco a poco se fue enganchando a la rama artística del oficio. Para desenvolverla como él quería, montó su propio negocio y fue, en función de la demanda, evolucionando. De las vidrieras se pasó a los artículos de decoración y ahora está sumergido de lleno en el mundo de la joyería. Asegura que la gente huye cada vez más de los objetos inservibles: «A época dos adornos para a casa xa pasou, agora búscanse pezas que teñan utilidade».
Y su especialidad es darle una oportunidad a objetos de desecho: «Gústame reciclar material, doulle unha segunda vida ao cristal». Rescata botellas de colores y trozos de cristal, corta pequeñas piezas y las ensambla, tras darle la forma elegida, en un horno especial. El proceso no es fácil y requiere un esfuerzo extra, pero el boirense considera que vale la pena para obtener el resultado deseado, que no es otro que materializar las ideas que emanan de su cabeza.
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