Por Avanti Dalal
Si preguntas a cualquier amante de la cosmética –incluso a las recién iniciadas– que te digan un ingrediente imprescindible, seguro que el ácido hialurónico es de los primeros que se les viene a la cabeza. Repulpa, hidrata, combate signos de la edad, reduce cicatrices… “¡Es mi santo grial!”, me dice una amiga por mensaje. “No puedo vivir sin él, aunque no sepa pronunciarlo”, me dice otra. El ácido hia-lu-ró-ni-co es famoso por su alto poder hidratante y se le atribuyen otros como retensar la piel, sellar la hidratación y conservar sus células turgentes y sanas. Pero por mucho que nos guste esté ingrediente, quizá nos estemos pasando, ya que los estudios realizados con el producto no son tan concluyentes como imaginamos. ¿Podría ser que lo estuviéramos sobrevalorando? Le preguntamos a las expertas.
El ácido hialurónico puro y duro es un polisacárido que está presente en las células de la piel y las articulaciones. “Es un agente higroscópico que está presente de manera natural en la piel y las articulaciones en forma de una sustancia viscosa que aporta flexibilidad y humedad a la piel. Atrae el agua, así que la extrae de donde puede para que la piel esté húmeda e hidratada”, nos explica la Dra. Kiran Sethi, dermatóloga y directora médica de Isya Aesthetics, en Delhi. Su molécula es capaz de retener de 1.000 a 6.000 veces su peso en agua, siempre que tenga de dónde sacarla.
Hasta aquí tiene toda la pinta de ser un superingrediente, pero cuando lo aplicamos de manera tópica, su funcionamiento es algo más complicado. Cuando lo aplicamos a la piel, “las moléculas solo hidratan la superficie”, según nos explica la dermatóloga Poorva Shah. Esto se debe a que el ácido hialurónico tiene un peso molecular muy alto, de modo que su molécula es demasiado grande y pesada para poder penetrar bien en la piel. La ciencia cosmética es capaz, mediante procesos químicos, de romperla en partículas más pequeñas de bajo peso molecular para mejorar la penetración, pero aun así no logra pasar de la epidermis (la capa superior de la piel).
Por eso existen los rellenos. “El ácido hialurónico normal suele esparcirse por la superficie, pero en los rellenos dérmicos, lo reticulamos para que permanezca en el sitio. Dependiendo de lo reticulado que esté, lo usamos para liftar la piel, definir mentón, nariz o barbila o para rellenar arrugas”, nos cuenta Sethi.
No existe ningún estudio concluyente que demuestre que el ácido hialurónico de uso tópico atraiga y retenga tanto el agua como se le atribuye. Por este hecho, se presentó una demanda colectiva contra la marca de cosméticos Peter Thomas Roth, alegando publicidad engañosa en torno a su línea Water Drench, en la que se decía que el ingrediente "atrae la humedad de la atmósfera hacia tu piel” y "retiene 1000 veces su peso en agua". De hecho, hay investigaciones que apuntan a que el ácido hialurónico de bajo peso molecular (el que penetra más profundamente) podría causar reacciones inflamatorias en pieles sensibles o propensas a la rosácea, dado que las células cutáneas lo reconocerían como un elemento extraño en esta forma.
Esta capacidad para atraer el agua podría llegar incluso a ser perjudicial si se aplica en climas muy secos con muy bajos niveles de humedad. “Saca el agua de donde puede. De modo que si hay poca humedad en el ambiente, recurre al agua que haya acumulada en las capas más profundas de la piel, incluso de tu propio ácido hialurónico natural, para llevarla a la superficie, donde al final se evapora dejando la piel más seca todavía”, nos advierte la Dra. Geetika Mittal Gupta, dermatóloga y fundadora de ISAAC Luxe. Aunque obtengamos una recompensa momentánea (como cuando te pasas la lengua por los labios para combatir la sequedad), tu piel acabará más deshidratada que nunca. Hay estudios que lo avalan: el ácido hialurónico de bajo peso molecular puede aumentar la pérdida de agua al extraerla de las propias reservas de la piel.
Siempre que lo uses correctamente, y si de verdad notas la piel muy deshidratada, nuestras tres expertas recomiendan tenerlo en el tocador. “Humedece primero la cara, porque el ácido hialurónico necesita tener una reserva de agua de la que tirar. Y, después de aplicarlo, séllalo con una crema hidratante rica”, aconseja Gupta. Recordamos de nuevo que esa humedad no se mantendrá a largo plazo, pero sí lograrás un aspecto más hidratado y saludable sin que afecte al nivel de hidratación de tu piel. Y, tal y como confirman las tres profesionales, es un apaño rápido que tampoco tiene nada de malo. "El efecto es temporal, pero funciona muy bien si necesitas una hidratación urgente”, dice la Drs. Shah. Si aún estás buscando tu fórmula de uso tópico, apuesta por una que combine distintos pesos moleculares. Las moléculas más grandes se asentarán en la superficie y actuarán a modo de barrera, mientras que las de tamaño medio formarán una especie de película de hidratación.
Los expertos aconsejan usar el ácido hialurónico una vez al día, o cuando te esté haciendo falta de verdad un chute de hidratación. Si quieres probar con otra cosa, las tres doctoras hablan muy bien del ácido poliglutámico. "Es un ingrediente puntero que va a revolucionar la cosmética en un futuro”, nos cuenta Shah. Es un humectante que, más importante aún, inhibe la hialuronidasa (la enzima que descompone el ácido hialurónico natural del cuerpo), lo que además lo convierte en un producto preventivo.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.in
Por Vogue para Nuxe
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