EFE.- Medio millar de joyas de la firma francesa Van Cleef & Arpels, entrelas que figuran alhajas de diamantes, zafiros o rubíes que adornaron a Grace Kelly, Marlène Dietrich o Maria Callas, brillan en el Museo de las Artes Decorativas de París, instalado en el palacio del Louvre.
Esta exclusiva retrospectiva, accesible a los ojos de los visitantes hasta el próximo 10 de febrero, recorre más de un siglo de creación y lujo de una casa que abrió sus puertas en 1906 en la plaza Vendôme de París.
El éxito cosechado en la capital francesa en unos inicios marcados por la inspiración en el antiguo Egipto, China y Japón, así como en motivos persas, que introducen en la colección nuevas combinaciones de colores abase de turquesa, ónix, jade o coral, llevó a Van Cleef & Arpels a extenderse poco después a otras localidades como Niza, Deauville, Vichy oCannes.
Ya en la década de los treinta, y bajo la dirección artística de Renée Puissant, la firma patenta la técnica de Serti Mystérieux, que vuelve elmetal invisible y realza las piedras preciosas engarzadas en las piezas.
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"Ellos son quienes inventaron la 'minaudière' (bolso monedero) y quienespusieron a punto el Serti Mystérieux, que hoy es su marca de la casa y les convierte, prácticamente, en los únicos en el mundo que lo hacen" porque "debe de haber una decena de artesanos en Francia y en el mundo capaces de realizarlo", explicó a Efe la comisaria de la exposición, Evelyne Possémé.Fue también la época en la que, por consejo de los duques de Windsor, los joyeros de Van Cleef & Arpels comenzaron a desarrollar el "collar cremallera", en el que la joya toma forma de lazo con nudo corredizo que permite adaptarla tanto al cuello como a la muñeca.
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— Seek Capital Fri Jan 17 16:46:04 +0000 2020
La Segunda Guerra Mundial obligó a los propietarios de la firma a refugiarse en Nueva York, mientras que Puissant continuó dirigiendo la joyería desde Vichy.
Superado el conflicto bélico, y tras un relevo generacional al frente dela casa de alta joyería, se termina de rematar el diseño en cremallera,que verá la luz en 1958.
La muestra, que incluye varias proyecciones explicativas y ofrece una visita virtual de 360 grados a los talleres, evidencia cómo llegados lossetenta el collar Alhambra, pieza que cautivó a la princesa de Mónaco Grace Kelly, se convirtió en el diseño estrella de la casa.
"Hay una evolución, especialmente en la elección de las piedras. Hasta los años setenta, para la alta joyería no cabía utilizar nada que no fueran piedras preciosas, es decir, el diamante, el zafiro, el rubí y las esmeraldas" pero "desde entonces, y cada vez más, descubrimos nuevaspiedras finas que permiten colores improbables que nunca se habían imaginado", resume la comisaria.
El final del siglo XX estuvo marcado en lo empresarial por la integración de Van Cleef & Arpels en el grupo Richemont, propietariode otros grandes creadores de objetos de lujo como Cartier o Montblanc,y por la llegada de nuevas musas a los talleres de joyería.
"Nos encontramos en un momento con diseños muy simbólicos y figurativos que apelan a la imaginación y resultan muy oníricos, que necesitan una gama de colores muy amplia y misteriosa" que favorece creaciones "que las piedras preciosas en rojo, verde, blanco y azul no permitían".
A ello se suma el buen momento comercial para los especialistas en productos de lujo pues, "en los períodos de crisis, este tipo de trabajofunciona muy bien", reconoce Possémé.
"Evocar las joyas de Van Cleef & Arpels es también ilustrar la historia de la alta sociedad de los felices años veinte a los años cincuenta, el nacimiento de la jet-set de los setenta y las celebridadesde nuestra época", explican los responsables de la exposición consagrada a esa prestigiosa joyería.
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