Subastaron valiosas joyas que fueron de María Antonieta

El precio de martillo fue de 6,2 millones de francos suizos, pero con la comisión el precio final fue de 7,46 millones de francos suizos, dijo la portavoz de Christie's Alexandra Kindermann.

Una caja de terciopelo azul con la etiqueta "brazaletes de la reina María Antonieta" contiene los brazaletes dobles, cada uno compuesto por tres hilos de diamantes y un gran broche, con un total de 112 diamantes.

María Antonieta, que envió una carta desde la prisión en las Tullerías de París diciendo que se enviaría un cofre de madera con joyas para su custodia, fue guillotinada en 1793. La hija que la sobrevivió, María Teresa, recibió las joyas cuando llegaron a Austria, según la casa de subastas.

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La reina María Antonieta amaba las joyas y las lucía en los numerosos retratos que le hicieron los pintores de la corte de Versalles.

Se esperaba que los brazaletes, propiedad de una familia real europea, alcanzaran un precio de entre 2 millones y 4 millones de dólares, dijo Christie's antes de la venta.

Un anillo de rubíes y diamantes art déco, encargado por el Duque de Windsor a Cartier, y ofrecido a su esposa estadounidense Wallis Simpson en su primer aniversario de boda por el hombre que renunció al trono británico para casarse con ella, no encontró un nuevo propietario. La estimación previa a la venta del anillo de la Duquesa de Windsor era de 1 millón a 2 millones de francos suizos, según la casa de subastas.

Subastaron valiosas joyas que fueron de María Antonieta

Las joyas, "reviven y transportan una parte de la historia de Francia al mundo actual", afirma Marie-Cécile Cisamolo, especialista asociada de Christie's en Ginebra. Lo que hace que estas joyas de diamantes sean aún más excepcionales es que no se transformaron con el paso del tiempo: parecen haber quedado tal y como las compró la Reina, destaca el sitio especializado en la industria del lujo "townandcountrymag.com".

Es famoso el insaciable apetito de María Antonieta por las joyas. La reina, que no se preocupaba por el presupuesto, compró los brazaletes al joyero Boehmer por 250.000 libras de la época. No tenía exactamente el dinero en efectivo para comprarlos, así que entregó un anticipo y cambió otras gemas. Una información recién descubierta por el historiador de la joyería Vincent Meylan revela que en los papeles personales del rey Luis XVI de febrero de 1777 se lee: "a la Reina: anticipo de 29.000 libras por los brazaletes de diamantes que compró a Boehmer". El conde Mercy-Argenteau también había informado de que se habían pagado en parte con piedras preciosas de la colección de la Reina.

Las joyas que sobrevivieron a la Revolución Francesa fueron vendidas. Tras la derrota de Napoleón III, el nuevo gobierno ofreció las joyas de la Corona en una famosa venta de 1887, en la que tesoros como grandes tiaras, coronas y otras joyas importantes fueron a parar a los mejores postores, entre ellos Tiffany & Co. La mayoría de esas piezas fueron desmontadas y remodeladas en nuevos diseños. Algo que lamentan en especial los franceses, porque se dice que si hubieran sobrevivido, las joyas de la Corona francesa serían mucho más valiosas que las joyas reales británicas que se exhiben en la Torre de Londres.

El fiel conde Mercy-Argenteau conservó el cajón de madera sin abrir durante más de un año, hasta que la corte austriaca ordenó un inventario de su contenido: los brazaletes figuraban como artículo número 6. En 1796, cuando la hija superviviente de la reina, Madame Royale (1778-1851), llegó a Austria con 18 años, recibió las joyas. Un retrato de 1816 de Madame Royal realizado por el pintor Antoine-Jean Gros la muestra con los brazaletes. Murió sin hijos en 1851 y dejó sus joyas para que fueran repartidas entre sus sobrinos: el Conde de Chambord (1820-1883), la Condesa de Chambord (1817-1886) y la Duquesa de Parma (1819-1864).