Bienvenido: lávese las manos (y acabe con su piel)

Artículo

Ramón Oliver

Menta, sandía, lavanda, vainilla, frutos del bosque, cítricos: todos estos olores cubren por completo la amarga y hormigueante protección de nuestra piel que los –habitualmente aromáticos– geles hidroalcohólicos ofrecen contra la covid-19. Desde que el virus forma parte de nuestra vida cotidiana, el acto de lavarse las manos se ha vuelto tan automático y frecuente que estos productos proliferan por todas partes. Uno se los puede encontrar en el acceso a los colegios, comercios, restaurantes, oficinas, edificios públicos, pero también es posible hallarlos ya en nuestros neceseres personales.

Esta ubicuidad ha dado lugar a una industria cada vez más sofisticada a la hora de elaborar este tipo de productos, ahora un bien de consumo más. Marcas de moda como Mango ya tienen el suyo propio, y muchos fabricantes han abandonado los aburridos dispensadores transparentes de aspecto industrial para servirlos en atractivos envases de bolsillo, dando lugar a esmerados diseños y formatos (entre ellos, aquellos retornables –o reciclables– cuyo objetivo, además de nuestra piel, es cuidar también el medio ambiente). Tampoco faltan al encuentro los geles más excéntricos: no es difícil hallar productos de esta clase con trazas de purpurina.

¿Proteger o dañar?

La ciencia ha corroborado la eficacia de la higiene de manos como una de las principales herramientas de protección contra la transmisión de la covid-19. Un estudio de la Universidad de Kioto, en Japón, advierte de la capacidad del virus para sobrevivir hasta nueve horas en la piel humana (una resistencia cuatro veces mayor que la de otros virus como el causante de la gripe A). El mismo informe confirma que los desinfectantes que contienen al menos un 80% de ethanol consiguen eliminar el virus en cuestión de 15 segundos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece unas cantidades mínimas de entre un 60% y un 80% de etanol, isopropanol o n-propanol en los productos de frotado de manos para garantizar un mínimo de propiedades microbicidas, recomendando a su vez un porcentaje de entre un 75% y un 85% de estos derivados alcohólicos para alcanzar la máxima eficacia.

Bienvenido: lávese las manos (y acabe con su piel)

Los dermatólogos, sin embargo, advierten en contra del uso excesivo de este tipo de productos, ya que este también puede tener efectos adversos para la piel: dermatitis, irritación, sequedad, enrojecimiento, descamación, picores y hasta fisuras son algunos de los efectos secundarios que pueden surgir tras someter a las manos a continuas dosis de soluciones hidroalcohólicas. Unos síntomas que, además, pueden verse agravados en el caso de personas con propensión genética o antecedentes de atopia (hipersensibilidad a algunos agentes del medio ambiente, como ocurre con el polen).

Las razones de estas alteraciones cutáneas se encuentran en que las soluciones alcohólicas producen sequedad: en cantidades excesivas, estas pueden llegar a eliminar el manto lipídico; es decir, la barrera protectora natural de la piel. Unos efectos que permanecen desconocidos tras las habituales recomendaciones sanitarias. La desinformación sobre esta cuestión ha provocado que haya personas que incluso recurran a estos geles para –paradójicamente– hidratarse la piel.

Ahora, desde instituciones como la Academia Española de Dermatología y Venereología, se pide que se haga un uso moderado de este tipo de soluciones hidroalcohólicas y que se priorice, siempre que se pueda, el lavado de manos con agua y jabón, solución que consideran efectiva y, a la vez, más inocua para la piel. El Grupo de Dermatología Pediátrica de esta institución, de hecho, alertó recientemente de un aumento de casos de acné, dermatitis y otras alteraciones cutáneas entre niños y adolescentes. Raúl de Lucas, su coordinador, insiste en el agua y el jabón como principal medida preventiva: en caso de recurrir a hidrogeles, aconseja elegir aquellos que no contengan perfume para minimizar el riesgo de reacciones fotosensibles. Otros expertos, como la doctora Carmen D’ Amelio, de la Clínica Universidad de Navarra, también recomiendan secarse las manos sin frotar, emplear cremas emolientes o emplear lociones hidratantes durante el día. Todo para proteger nuestra primera barrera de defensa: la piel.