“Érase un hombre a una nariz pegado” decía el jocoso soneto de Francisco de Quevedo dirigido a un gran narigón. Parafraseando al poeta español, podríamos decir de nuestra Montevideo que érase -y sigue siendo- una ciudad a un puerto pegada. No es sólo que su historia y perspectivas estén fuertemente marcadas por la actividad portuaria, al punto de permitirnos esa caricatura exagerada, sino que además la relación entre el puerto montevideano y algunas narices del mundo parece estarse estrechando.
En junio de 2021 se interceptó en el puerto de Barcelona, España, una tonelada de cocaína. El contenedor en el que...
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