Mariela, un bebé de un mes, marca la agenda de Jimena Von Knobloch, directora creativa de Apodemia. «Ahora los horarios se han hecho más difusos, cuando ella duerme aprovecho para trabajar», explica. De hecho, no ha dejado nunca de hacerlo. Jimena ya contestaba los e-mails desde la habitación del hospital donde dio a luz.
Nada de bajas maternales en su caso, un clásico en la vida de las emprendedoras. Un día en la vida de Jimena puede ser muy variado: desde gestionar la apertura de una nueva tienda a diseñar piezas de próximas colecciones, pasando por coordinar equipos de trabajo. Eso sí, en época de la Covid-19 ha restringido responsablemente las salidas. «En otros tiempos me iría a elegir macetas para una tienda, tendría una reunión en la oficina...», cuenta.
Jimena y su marido, Jaime Landeta, fundaron la marca en 2013. Tomaron el nombre prestado de una mariposa porque consideraron que el comportamiento de esta reflejaba a la perfección su propio afán de superación. En el caso de esta pareja profesional y sentimental, lo que empezó siendo una oruguita en un showroom de 15metros cuadrados en la calle Fernando VI de Madrid es hoy una empresa que emplea a 70 personas entre tiendas y oficinas, y que tiene 15 puntos de venta repartidos por todo el territorio nacional. El último, en Pontevedra. Y como aventureros que son, los fundadores se plantean ahora un nuevo reto: volar hacia el mercado internacional en breve.
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— David Raudales Fri Nov 29 22:00:40 +0000 2019
En muchos sentidos, la empresa es una extensión de Jimena. «Diseño todas mis piezas a raíz de mis propias experiencias y viajes, y eso también influye en mi forma de entender y vivir la moda», señala. Define su estilo como casual, aunque no se olvida de los pequeños detalles. «Son los que marcan la diferencia», agrega.
Para el día suele jugar y mezclar pequeños pendientes junto a diferentes anillos, «me gusta crear combinaciones divertidas». «Si me quiero arreglar un poco más, me hago un moño bajo, me maquillo, siempre algo discreto, y busco unos pendientes que destaquen, la pieza más importante para mí», añade, una elección que comprobamos durante la videollamada de la entrevista. Eso sí, nunca se quita su anillo de boda (por supuesto, de Apodemia).
La caída de la tarde encuentra a Jimena en la calle, con Mariela y su perro, Pulga. Es uno de los pocos placeres al aire libre que se permite la creadora, «mi gran momento de desconexión», comparte. Una de esas otras joyas de la vida.
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