Economía | elmundo.es

Siempre se ha sabido que invertir en oro es un valor seguro, sobre todo en tiempos de crisis. Sin embargo, el hecho de deshacerse de las joyas o artilugios de valor se ha convertido para muchos en una obligación para llegar a fin de mes o afrontar alguna deuda contraída en tiempos de bonanza.

La tesitura ha sido muy bien aprovechada por los establecimientos de compraventa de oro y plata que tanto han proliferado en estos cinco últimos años, sobre todo en las grandes ciudades. Pero ojo, no es oro todo lo que reluce. Buscando en diferentes páginas de internet encontramos que el precio medio del rey de los metales ronda los 25 euros por gramo en piezas de 18 kilates. Sin embargo, en ELMUNDO.es hemos comprobado que entre una tienda y otra puede haber una diferencia de hasta 36 euros por dos anillos, de nueve gramos en total con ese mismo kilataje.

Esta semana la Guardia Civil ha hecho público el resultado de una investigación que comenzó el pasado 1 de mayo. Tras analizar el 72% de los establecimientos de Galicia, se ha constatado que el 86% de estas tiendas incurren en diversas irregularidades, y que más de la mitad no miden con instrumentos correctos. El 57% de esos locales no utilizaban sistemas de metraje aptos para la transacción comercial.

Detalles que por razones obvias ignoran los clientes como que los utensilios para tasar las piezas no estén a la vista, o que la báscula no disponga de las marcas correspondientes, tendrían que generar desconfianza en el cliente. ¿Cómo asegurarse de que a uno no le den gato por liebre? Ahí van algunas recomendaciones:

Llame al timbre antes de entrar

Al acudir al lugar donde se realizan empeños de artículos valiosos lo normal es que reine la discreción y la seguridad, pero no es lo que se encuentra siempre. Puertas abiertas en locales de todo tipo, eso sí, empapelados de amarillo de arriba abajo, es lo que se encuentra en la mayoría de los casos. Son las tiendas que más se conocen gracias a los 'hombres-anuncio', que reparten publicidad durante todo el día por las calles más concurridas.

En otras franquicias, es el cartel de 'llame al timbre' lo que recibe a quien acude a vender sus joyas. Ya sea por seguridad propia o ajena, estas empresas son más herméticas y suelen estar ocupadas por tan solo un dependiente. El trato personalizado siempre otorga una mayor seriedad, por lo que es preferible evitar los locales que tengan las puertas de par en par o con más de dos comerciantes observando lo que haces.

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Este aspecto que parece de sentido común debería recordarnos a las joyerías, en las que cualquier seguridad es poca. Hay que tener en cuenta que se acude a un local donde se va vender, o no, piezas de un valor muy cotizado, por lo que la seguridad es muy importante.

Conozca bien el objeto

Por muy de fiar que parezca el establecimiento al que se acuda, es imprescindible conocer bien las piezas antes de venderlas. La mayoría de las alhajas de oro que se adquieren en las joyerías son de 18 kilates (es decir, de un 75% de oro puro), pero otros objetos pueden ser de un kilataje menor.

A la hora de realizar una primera tasación, la mayoría de los compradoresno valoran la cantidad de oro puro que contiene el elemento, sino el peso. Puede ocurrir que oferten un precio alto pensando que es una pieza de 18 kilates y, a la hora de venderla, el comprador intente hacer ver que es de un valor inferior y, por ende, pague menos.

Pese la pieza antes de vender

Además de en el precio que se oferta, la gran diferencia entre establecimientos de compraventa reside en las básculas con las que se pesan los artículos. Lo más recomendable es conocer primero el peso de la joya por varios motivos: primero, para hacerse una idea de lo se podría llegar a recibir, y segundo, para comprobar que en la tienda no se están cometiendo fraudes de ese tipo.

El descubrimiento de la benemérita en Galicia no es sino un aviso para fijarse bien en la báscula que utiliza el comerciante de oro, ya que las mismas sortijas de 9 gramos en total pesaban 9,2 gramos en una y 8,7 gramos en otra, lo que hacía variar considerablemente el precio.

Fundamental es comprobar que el aparato esté marcado por la 'CE', que significa que ha sido aprobado por la Unión Europea, y por una pegatina similar, pero en color verde y con una 'M' que muestra que la báscula no está trucada.

Otra 'triquiñuela' del comerciante es no mostrar el resultado de la báscula o la calculadora. Protegidos tras un cristal, los dependientes teclean en los aparatos sin dar explicaciones de ningún tipo al cliente, que observa esperando una buena oferta. No se fie de lo que dicen o hacen: es mejor que el cliente lo mire con sus propios ojos, y sobre todo, pregunte ante cualquier duda.

¿Quién da más?

El precio del oro es el que es, lo marca el mercado del oro y puede ser conocido por cualquiera a través de internet. Puede variar cada día, pero últimamente está bastante estable, rondando los 25 o 28 euros por cada gramo de oro de 18 kilates, mientras que por cada gramo de 14 kilates ofrecen alrededor de 20 euros y 38 euros por cada gramo de oro de 24 kilates, que suele ser el de los lingotes y monedas y se utiliza a modo de inversión, casi nunca para realizar joyas.

En cuanto al precio por la plata de ley de 999, se ofrecen 600 euros por kilogramo (suelen ser monedas), por la plata de 925, unos 500 euros por kilogramo, y por la de 800 (cuberterías y pequeños objetos) cerca de 400 euros. En la mayoría de establecimientos se hacen diferencias en los precios por las ventas de más de 200 gramos, en caso del oro, y más de 10 o 15 kilogramos en el caso de la plata. A partir de ahí, en cada establecimiento se ofrece un precio u otro. "Aquí cada uno ofrece lo que puede o lo que quiere" , confirma un comprador experimentado.

En todos los locales de compraventa se puede leer el eslogan de 'te mejoramos cualquier oferta'. ¿Casualidad? No: estafa. Teniendo en cuenta que no todas las básculas miden el mismo peso, y que el kilataje se comprueba, generalmente, una vez se haya escogido vender los objetos en ese establecimiento, es dudoso que el dinero a recibir tras el trueque sea superior al ofertado. Lo recomendable es no dejarse llevar por las grandes cantidades de dinero y ajustarse a una valoración real aproximada al precio del oro en el mercado.

Además, organizaciones de consumidores como Facuarecuerdan que cuando se vende una joya en este tipo de comercios solo se paga por el peso del oro de la pieza, no el diseño de la misma o los distintos materiales que contenga como piedras preciosas u otros elementos. Asimismo, aconsejan consultar la cotización del oro para saber cuándo es el mejor momento para vender, ya que su precio depende de la oferta y la demanda y puede, incluso, variar durante el día.