Federico y su colección de monedas y billetes

En San Luis se conocen pocos antecedentes de personas o instituciones que se dediquen a la numismática, el estudio y coleccionismo de monedas y billetes, entre otras cosas.

Federico Borgeaud, hijo de Silvina Chávez y de Leonel Borgeaud, es un joven de 24 años y uno del puñado de apasionados a esta disciplina que comenzó a tejerse cuando Marco Polo emprendió un viaje a China en el siglo XIII y allí nacieron las primeras referencias del papel moneda. Según la historia, los hubo de cartón, madera, cuero, tejidos a crochet, en papel de arroz y hasta de porcelana.

Federico cuenta que su hobby empezó de niño, cuando familiares que habían viajado a Europa le trajeron de regalo monedas que atesoró en un frasco para después ponerlas en una prolija carpeta. “Ese fue mi inicio en este atrapante mundo de la numismática, que me lleva muchas horas de mi vida, pero lo hago con pasión”, se enorgullece en contar.

“Cada día me interesaba más en el tema —añade—. Tenía muchas monedas, pero un día las cambié por billetes; me gustan más, especialmente los de Argentina y Alemania. Hoy sigo teniendo monedas romanas y del mundo antiguo, que son muy bellas”.

Según cuenta, unas veinte personas de San Luis, Merlo y Villa Mercedes componen el puñado de aficionados a la numismática en la provincia y reveló que el más joven del grupo, Nicolás Ortiz, tiene 12 años y se muestra muy interesado en seguir aprendiendo.

Por años, los falsificadores de billetes en el planeta hicieron grandes negocios, hasta que de a poco fueron desapareciendo por la tecnología. El coleccionismo no es ajeno a esto y para tener el conocimiento de la veracidad de una moneda o un billete de papel, hubo que tomar los recaudos necesarios.

Sobre este punto, el estudiante de Ingeniería Mecatrónica en una de las facultades que tiene la Universidad Nacional de San Luis en Villa Mercedes aclara: “En el caso de las monedas, hay que saber cómo están acuñadas y el golpe que poseen, si están fundidas o no, ahí se sabe si es verdadera o falsa. Con los años uno se convierte en un experto”. Y subraya que para detectar falsificaciones en los billetes se requiere un conocimiento especial. "Las falsificaciones por lo general se producen en los billetes de mayor valor, que en algunos casos alcanzan unos quinientos dólares o más”, dice con seguridad.

Federico y su colección de monedas y billetes

Aunque en otro momento de la charla, Federico admite que ni los coleccionistas más avezados están exentos de caer en la trampa de los falsificadores. "Por ahí un numismático compra, de buena fe, un billete o varios para agregarlos a su colección y pasan años hasta que un día, inesperadamente, aparece un billete con la misma numeración. Recién ahí, el comprador detecta que su compra ha sido falsa. Hay que tener mucho cuidado y experiencia para no equivocarse a la hora de comprar”, cuenta.

El coleccionista sanluiseño es consciente de que "hay monedas muy antiguas y extremadamente caras que no se encuentran con mucha facilidad. Las pocas en existencia están derruidas por el paso del tiempo o el agua salada, que les va quitando belleza por la oxidación. Las únicas monedas que se conservan en un estado casi único son las de oro”.

En relación a sus preferencias, señala que producto de las guerras, Europa, especialmente Alemania, se vio en la obligación de emitir bonos, billetes de baja denominación, de una sola cara o títulos que después eran canjeados. "Eso me lleva a estudiar y buscar sus verdaderos orígenes. Lo mismo ocurre con los billetes argentinos, son muchos y muy escasos de conseguir".

El joven reconoce que prefiere comprar y vender en San Luis. "Acá somos muy pocos, el sanluiseño elige coleccionar monedas, eso es más fácil, no tenés muchos gastos y finalmente tus cosas no se van de la provincia. Además, porque uno se encariña y da lástima desprenderse”, acepta.

Pero su rango mercado es mucho más amplio. “Compro billetes a contactos, gente conocida o en el extranjero. Las casas dedicadas a la numismática tienen valores muy altos y se hace difícil llevar a cabo una adquisición. Por lo general, esos negocios dedicados a la actividad están en Santa Fe, Córdoba o Buenos Aires. No es complicado, pero a veces miro y después decido. Lo mejor es hacerlo de manera particular”, lanza parte de su receta.

Para Borgeaud, significa mucho tener todas las carpetas en orden y prolijamente archivadas. “Le dedico mucho tiempo, necesito sentarme tranquilo, informarme, leer y aprender sobre los billetes argentinos y alemanes, que son mi pasión, según sus diseños y sus filigranas. Es un hobby muy lindo, pero que requiere mucho conocimiento, que te obliga a leer y estudiar permanentemente para hacerlo bien”, asegura.

Distendido, recuerda que entre 1985 y 2006 en el país se emitieron bonos de distintas denominaciones y valores, y que las provincias que más lo hicieron fueron Salta, Tucumán, Buenos Aires, Catamarca y Jujuy.

“También San Luis lo hizo, pero ocurrió algo muy raro, porque no se encuentran. Salieron en 2003 y los identificaba el Monumento de Las Chacras. Eran de 2 a 50 pesos; esos bonos son muy caros en el mercado y raros de hallar, tuvieron poca circulación. Pero alguien los tiene, no pueden desaparecer”, exclamó.

Relata que no hace mucho tiempo, en Buenos Aires, un extranjero pagó por un bono de San Luis novecientos cincuenta dólares, cuando en el catálogo tenía un valor de ciento cincuenta.

Federico expone que hay libros dedicados al coleccionismo de billetes y monedas. Héctor Carlos Janson escribió sobre monedas argentinas; Roberto Bottero lo hizo sobre billetes nacionales, y después existe un libro de más de 2.500 páginas, el Gold Paper Money Coin International, que hace una recopilación a nivel mundial.

El joven puntano considera que la numismática es su cable a tierra, es el escape a sus problemas cotidianos. Lee mucho sobre historia, pero más que todo lo siente como una pasión. “En el mundo hay millones de coleccionistas. Nosotros no tenemos esa cultura, pero creo que vamos por buen camino. Siempre que puedo, estoy listo para comprar o vender”, garantiza.