Ucrania, Rusia y la economía internacional

Lo primero que se debe tener en cuenta es que aproximadamente el 80% de la economía rusa se fundamenta en la energía y esta energía es demanda principalmente por la UE (Alemania es su mayor cliente para el gas), EEUU, Corea y Japón que suponen algo más del 90% de sus exportaciones. Así, Rusia nos suministra más del 25% de nuestras necesidades de gas y lo hace fundamentalmente a través Ucrania, es decir, mediante gasoductos que atraviesan este país. Además, es el primer exportador de trigo, según la FAO. Mientras, Ucrania es el noveno productor mundial de trigo, quinto de maíz, octavo de algodón y el segundo exportador de cebada. También es el décimo productor de carbón mundial (Agencia Internacional de la Energía), y cuenta con reservas de hierro, magnesio, níquel o mercurio. Por lo que estaríamos hablando de un conflicto entre dos países claves para la energía y la alimentación a nivel mundial. Cuando Rusia invade Crimea en el año 2014, la UE intentó desviar parte de sus compras de energía de gas de países de oriente medio, aplicando, junto con EEUU o Canadá, sanciones económicas a Rusia, tales como la limitación de financiarse algunas de sus empresas y bancos en mercados de capitales de la UE, la imposibilidad de exportar armas a estos países o la de importar cierta tecnología. Los analistas calculan que esas sanciones le han costado a Rusia entre 3.000 y 10.000 millones de dólares al año, junto con la depreciación del rublo. Además, Rusia reaccionó limitando las importaciones de alimentos, algo que se ha traducido en mayor inflación y pobreza, sin que afectase de forma relevante al comercio internacional.

No obstante, cualquiera sabe que las consecuencias económicas de una invasión rusa a Ucrania transcenderían tanto a los dos países como a los efectos de la invasión de Crimea, y tendrían importantes consecuencias para la economía mundial. La primera reacción no se ha hecho esperar y se ha producido una caída de las bolsas a nivel internacional (también de las criptomonedas). Este mercado ha estado atento a las decisiones de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo sobre potenciales subidas de tipos de interés para contrarrestar la inflación, pero ahora han de descontar con antelación el potencial conflicto bélico. Estas caídas han sido moderadas por ahora, ya que este no se ha descontado totalmente al existir esperanza de un acuerdo, pero, si se inicia el conflicto, el mercado de bolsa caería drásticamente al hundirse las previsiones de crecimiento económico y revalorizarse el dólar frente al euro. Esto se produciría en gran medida por el encarecimiento de la energía en la UE. Nuestro mix energético depende del gas, cuyos precios han estado en máximos, y aunque se buscaran otros proveedores, sin duda el precio permanecería elevado incluso hasta el 2024, auspician algunos expertos. Igualmente, el precio de los cultivos primarios como el trigo, maíz, cebada, etc., ya se ha visto afectado, subiendo. Al igual, que también ha aumentado ya el precio de otros ‘commodities’ como oro y cobre.

Ucrania, Rusia y la economía internacional

** Profesora de Economía Financiera de la Universidad de Córdoba