Jacobo Pastor, un monólogo de golf a contracorriente

Jacobo Pastor no pasa desapercibido por los campos de golf. Con esos andares se diría que va pistando fuerte, y esa virtud que tiene de decir todo lo que piensa, puede provocar pasiones y desencantos, aunque esto último será entre los que no hayan cruzado una palabra con él porque cuando lo haces, te sorprende y dudas de si su profesión es golfista… o monologuista, ya que es igual de habilidoso con el approach que con la palabra. En cualquier escenario, tienes la risa asegurada. Y el escenario al que se enfrenta una vez más, con esas habilidades, será al Challenge Tour gracias al programa ProSpain.Jacobo Pastor, un monólogo de golf a contracorriente Jacobo Pastor, un monólogo de golf a contracorriente

Jacobo ha sido un chico muy movido desde pequeño, un tanto inconformista, capaz de remover lo que haga falta para lograr sus objetivos. Y así fue como llegó a este mundillo del golf, por pura cabezonería: “De pequeño yo era muy inquieto, de esos que no paran. Detrás de mi casa había una cancha de golf, GolfNet y mi madre me llevó con tres años a ver si me calmaba un poco. Dijeron que era muy pequeño para empezar y me senté a llorar hasta que conseguí que me diesen clase- Mi profesor fue Paco Zafra y enseguida se dio cuenta de lo cabezota que era para conseguir lo que me gustaba”.

«Con tres años dijeron que era muy pequeño para empezar y me senté a llorar hasta que conseguí que me diesen clase»

Y así consiguió hacerse jugador de golf, entrar en los equipos nacionales compartiendo partidos y anécdotas –unas cuantas confesables y otras no tanto- con Carlos Pigem, Scott Fernández, Juan Sarasti… y mientras algunos de ellos decidieron irse a estudiar la carrera a Estados Unidos, él iba a contracorriente y se matriculó en Económicas en Madrid. “Fue un desastre, dejaba de jugar para estudiar o al revés, por mucho que dijese que competía, era un alumno más, no me lo ponían fácil, pero en mi casa estaban empeñados en que tenía que estudiar la carrera. Así que a escondidas de mis padres, empecé a mirar universidades en Estados Unidos para poder compaginar estudios y golf. Pero lo hice todo fatal, súper tarde, todas las solicitudes estaban cerradas así que fiché por West Virginia para estudiar Sociología y al principio estaba contento, pero pasé de ver ciervos por la ventana a ver nieve, nieve y más nieve; era deprimente. Un amigo me ayudó a cambiarme y me fui a Charleston, la entrada no fue tan fácil como parece, me tuvieron bastante tiempo sin poder jugar. Luché para entrar en los equipos y lo conseguí”. Y así logró dos victorias, en el Charleston Shootout y el Coca-Cola Wofford Invitational defendiendo los colores de los “Bucaneros”.

«Fiché por West Virginia para estudiar Sociología y al principio estaba contento, pero pasé de ver ciervos por la ventana a ver nieve, nieve y más nieve; era deprimente»

Si sus compañeros en aquel momento miraban directamente al Challenge Tour, él se lanzó y siendo aún amateur sacó la tarjeta para disputar el PGA Tour Latinonamérica, donde estuvo compitiendo dos años. En 2015 se lanzó a la aventura asiática, pero su proyección se vio truncada por una lesión. “Me rompí el ligamento colateral del dedo pulgar en 2015 en Bangladesh, jugando con Pigem; se me quedó el palo atrancado en el rough, le di un golpe fuerte y no me di cuenta de que me había lesionado. Seguí jugando pero en el siguiente golpe no podía agarrar el palo. Me fui al fisio y me dijo que tenía un esguince y tuve que dejar de jugar un mes. Me hicieron mil pruebas, resonancias, vi a varios médicos y lo curioso es que sólo me dolía jugando al golf, así que en febrero de 2016 me operaron. Haciendo rehabilitación me lo volví a romper. Nacho Elvira me habló de un médico de Santander, el Doctor Piñal, me hizo una resonancia y me tuve que operar por segunda vez. Ahí fue cuando dudé de si tendría que dejar de jugar, pero me gusta competir demasiado como para dejarlo”.

«Me rompí el ligamento colateral del dedo pulgar en 2015 en Bangladesh y llegué a dudar de si tenía que dejar de jugar»

Jacobo Pastor, un monólogo de golf a contracorriente

Aunque lo cuenta con humor, no es fácil mantenerlo cuando se te pasa de todo por la cabeza: “No sabía siquiera si me iba a recuperar, así que me planteé volver a Estados Unidos a hacer un máster e incluso estuve hablando con mi entrenador en la Universidad y empecé a mirar sitios. Fue un año y medio complicado, quería jugar pero no podía y veía que tenía que hacer algo. En este tiempo he desayunado más en Vips que en toda mi vida y me he visto todas las series de Netflix. No soy nada de Juego de Tronos, pero sin embargo Breaking Bad me encantó. Fue un momento en el que dudé si podría volver a jugar, si podría vivir del golf o si podría crecer como jugador”.

«En este tiempo he desayunado más en Vips que en toda mi vida y me he visto todas las series de Netflix»

Su recuperación física fue acompañada de un cambio de mentalidad, de su forma de enfrentarse a la vida que explica sin tapujos: “Antes el golf me condicionaba mucho más mi forma de vivir. Si jugaba bien estaba contento; si jugaba mal, estaba triste, así de sencillo. Ahora he aprendido a poner el juego a un lado y la vida al otro. Reconozco que una vez vi unas imágenes mías jugando en aquella época en la que iba sufriendo por el campo y pensé: ‘¡¡pareces un gilipollas!!’. Ahora prefiero hacer 100 golpes por el campo a no poder jugar.

«Una vez vi unas imágenes mías jugando en aquella época en la que iba sufriendo por el campo y pensé: ‘¡¡pareces un gilipollas!!’»

“El año pasado jugué mejor que nunca sabiendo que no le estaba pegando tan bien. Técnicamente estoy mucho mejor, pero en el campo no he rendido al cien por cien. Cuando vienes de estar una buena temporada parado y ves la situación desde fuera te planteas cosas. Mientras estás jugando vas en una burbuja y es difícil verlo. Los jugadores tenemos mucho ego y es complicado aceptar consejos de gente externa, solemos ser muy protectores de la técnica que nos ha hecho llegar hasta donde estamos como jugadores y si te dicen algo, aunque sea con la mejor voluntad, piensas “cómo me dice éste que haga esto, si yo soy mejor que él”. Creo que es humano reconocerlo. No digo que no me divierta en el campo, pero es más una lucha contigo mismo que hay que tomarse de la mejor manera posible. Si haces doce bajo par por supuesto que te diviertes, pero cuando eso no es lo habitual, de divertido no tiene un pelo”.

«Ahora siento que disfruto de la vida. Antes toda mi vida era golf y eso te consume»

Y prosigue: “Antes terminaba de jugar y no era capaz de desconectar. Me iba corriendo a las estadísticas, a ver golf, mis marcas… Ahora, a raíz de mi lesión, termino de jugar, dejo los palos y me relajo, desconecto y me limito a hacer lo que está en mi mano en ese momento. Ahora siento que disfruto de la vida. Antes toda mi vida era golf y eso te consume. Estaba muy tenso. Todos los días tenía una batalla durante cinco horas de birdie, bogey… ¡Me fundía! Ahora puedo dar sensación de ser pasota y no lo soy, pero lo veo todo de otra forma. He llegado a la conclusión de que hay una parte del juego que no puedo controlar, el golf es más de asumir que la bola va a entrar o no, no es una ciencia exacta. He sido muy duro conmigo mismo, siempre me he hablado muy mal y mi mejora principal está ahí. Mi lenguaje corporal ha pasado de estar todo el día cabreado, a pasármelo bien”.

«He sido muy duro conmigo mismo, siempre me he hablado muy mal y mi mejora principal está ahí»

Hay otras muchas cosas además de golf. “Procuro ver otras cosas en la tele, me encanta el fútbol americano y tengo un equipo de Fantasy que me tiene loco. Soy madridista pero con lo que veo, el fútbol cada vez me da más igual. Recuerdo un torneo que coincidía con el Sevilla-Liverpool, estábamos en el mismo hotel y cuando llegamos 30 jugadores en un autobús había como mil personas allí esperando y pensaban que éramos nosotros. Es alucinante lo que mueve el fútbol, entiendo que por todas estas cosas, un jugador de fútbol pueda parecer un idiota por vivir en ese mundo imaginario”.

«Es alucinante lo que mueve el fútbol, entiendo que un jugador pueda parecer un idiota por vivir en ese mundo imaginario»

Su mentalidad siempre está abierta. “La lesión me ha hecho ver muchas otras cosas. Por ejemplo, quiénes son tus amigos de verdad. Me encanta comer, probar de todo, me apasiona la cocina coreana de Che Gun y si de una cosa me arrepiento es de no haber comido bichos en Tailandia, ¡tengo que volver aunque sólo sea para probarlos! No soy supersticioso, pero sí he sido maniático. Hubo una época en que al patear, dejaba el guante puesto encima del hierro; si pataeaba bien, lo volvía a dejar encima del mismo; si no, iba rotando”.

«Ahora parece que si no tienes entrenador físico, técnico, fisio, psicólogo, manager… no vas a llegar a nada»

Desde su perspectiva, se está construyendo un entorno alrededor de los jugadores en el que el juego a veces pasa a un segundo plano: “Esta es una carrera muy larga y se está diseñando mucho robot. Ahora perece que si no tienes entrenador físico, técnico, fisio, psicólogo, manager… no vas a llegar a nada. Sin embargo, yo creo que como de verdad no vas a llegar es si no tienes nivel, por mucho equipo que tengas, porque el manager no le da a la bola, el psicólogo no sabe lo que siente tu cuerpo con un mal golpe y tus sensaciones son imposibles de describir. No digo que no ayuden, toda ayuda es buena, pero lo más importante es lo que pasa en el campo, el resultado”.

«Hoy día te haces profesional y es difícil, por suerte tenemos el Gambito que me ha abierto muchas puertas por quedar tercero en su ranking»

Tampoco tiene pelos en la lengua al hablar de la situación actual del golf: “El golf cada vez está más globalizado. Antes los americanos jugaban en sus circuitos de América y los europeos aquí. Ahora la gente no tiene miedo a irse a cualquier lado y eso lo hace todo más difícil. En España es muy complicado lo que ha pasado. Antes te hacías profesional y había un circuito para rodarte y funcionaba. Ahora te haces profesional y es difícil, por suerte tenemos el Gambito que me ha abierto muchas puertas por quedar tercero en su ranking. Hoy en día te tienes que mover mucho más y no poner límites, es difícil hacer un calendario a largo plazo. Al final la clave es obvia, hay que luchar por ser mejor jugador”.

«Yo creo que con Rahm pasará como con Fernando Alonso, que no creo que a la gente le interesase tanto la Fórmula 1 antes»

Jugadores que le inspiran, sobre todo Seve, que “no tuve la suerte de verle jugar pero cuando veo sus vídeos, me flipa. Me gusta mucho Olazábal y por supuesto Sergio, pero mi ídolo ha sido siempre Tiger. Era dominación pura, se ponía en el tablero y la gente perdía más que ganar él. Y el fenómeno Rahm es la bomba, cuando un tío de 16 años gana a los de 21 con tanta seguridad, te das cuenta de que algo bueno viene. Yo creo que con Rahm pasará como con Fernando Alonso, que no creo que a la gente le interesase tanto la Fórmula 1 antes. O yo mismo antes no se me ocurría ver bádminton, y mira ahora…”.

Sus mejores momentos los suelta con aplomo y convicción: “cuando gano, no cabe duda. Casualmente es cuando mejor te lo pasas –responde irónicamente-. Cuando gané en Italia venía mi amigo Alfonso conmigo de caddie y lo pasamos genial, aprovechamos para visitar la ciudad. Recuerdo cuando iba jugando la final con Alfredo y el Chino, iba jugando bien y desde mitad de la calle pegué un socket que me pareció tan ridículo que me dio un ataque de risa; acabamos los tres llorando de la risa por el campo”.

«A mi caddie, a veces es mejor un buen chiste que una buena decisión de palo»

En breve comenzará una nueva temporada en el Challenge Tour con otro físico, sin lesiones y sobre todo con otra mentalidad. “La clave está en jugar mejor, no hay otra; siempre termino el año cuestionándome todo, pero la única conclusión es que hay que trabajar y trabajar para llegar donde hay que estar, que es el European Tour. A mi caddie no le pido demasiado, no le pido objetivos ni que decida por mi, solamente que me lleve bien. Soy difícil, me tiene que llevar relajado y eso es complicado, a veces es mejor un buen chiste que una buena decisión de palo. Todo va a ir mejor. Ahora empiezo una nueva temporada, nueva etapa, tengo mucha suerte de que las Federaciones hayan confiado en mí, y esperemos que todo vaya rodado”.

“A contracorriente. Quiero volver a sentir, salgo y te busco, no veo el momento y me asusto, te vuelvo a buscar”. El Canto del Loco se lo debía dedicar a una chica. Jacobo Pastor, al golf.